miércoles, 17 de abril de 2024

Lo que es el liderazgo trascendente



Fuente: Pymex.pe


Es muy corriente al hablar de liderazgo buscarle un calificativo. Así se habla de liderazgo carismático, transformador, situacional, participativo u otras denominaciones para destacar un aspecto básico en el modo de concebirlo o para caracterizar una teoría sobre el mismo.

Podemos definir el liderazgo trascendente como una influencia positiva en los demás para el logro de un bien común, que busca la realización de valores a nivel personal y colectivo, obrando por motivos trascendentes para construir la sociedad. Se trata de un liderazgo fundamentado en tres aspectos: los motivos transcendentes, la realización de valores y el servicio a los demás.


Motivos trascendentes y valores
Los motivos trascendentes son los que atienden a resultados externos a nosotros, que benefician al otro desde nuestra acción. Trascienden nuestra acción y miran más a los demás (por ejemplo la amistad, el servicio, la solidaridad, construir comunidad), pero tienen una repercusión interior en nosotros.
Se relacionan más con las necesidades afectivas. No es que estos motivos hagan al margen a los extrínsecos o externos o a los intrínsecos o interiores: les dan una significación superior. El liderazgo trascendente se basa en valores y los realiza a nivel personal y los promueve a nivel colectivo.
Esos valores no dejan que la persona se encierre en sí misma o los practique sólo para ella. Tienen una fuerza cultural que se puede percibir en la relación interpersonal. Si en la definición de la misión y la visión se incluye también la definición de los valores, se tiene una plataforma más consistente a la hora de las estrategias.
El liderazgo con valores necesariamente trasciende porque esa proyección es inevitable y, además, muy conveniente para verificar que el valor no es sólo un asunto personal sino social.


Trascendencia social
El primer nivel de la trascendencia es advertir que somos conscientes de la realidad, que la podemos conocer y darnos cuenta de nuestra propia subjetividad conociendo y queriendo.
Posteriormente advertimos la presencia de los otros en la relación social. Este es el segundo nivel de la trascendencia. El tercero es lo que podemos llamar la trascendencia espiritual que tiene, a su vez, varias dimensiones.
La trascendencia de los otros, lo que podemos llamar en propiedad “trascendencia social”, nos vuelve conscientes de que no somos solos, ni vivimos solos, ni nos salvamos o perdemos solos, ni somos para nosotros mismos y para nadie más.


Liderazgo para servir
La trascendencia social adquiere un sentido especial en el servir. Quien sirve está ayudando a construir la vida del otro. Quien da es más feliz que aquel que posee, porque para dar hay que poseer y desprenderse de lo que se posee.
No hay cultura del dar cuando en un momento de crisis todo el mundo acude a contribuir con algo para resolver una situación pasajera. Lo más importante y clave del servir es estar habitualmente dispuesto a que los demás cuenten efectivamente con nosotros.
Otra de las formas más palpables de la trascendencia social es la solidaridad. Ante el otro como persona, no basta con reconocer la interdependencia. Es necesaria la colaboración, acto propio de la solidaridad.
Comprendemos mejor la trascendencia si entendemos la espiritualidad del ser humano. Somos espirituales en nuestra propia intimidad, actuando desde el conocimiento, la voluntad y la autoconciencia. Esta espiritualidad se refiere en primer lugar a la plenitud del desarrollo de la persona.



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