Poca gente recordará a los hombres en las trincheras, pero muchos recordarán a aquellos hombres que condujeron a sus semejantes a lograr grandes cosas.
1. Marca la diferencia
Ten en cuenta que los líderes toman decisiones cuya repercusión tiene un gran alcance. Aprovéchalo para inculcar valores y principios ya no sólo desde el punto de vista de un líder, sino desde la perspectiva de una persona cuyas palabras y comportamientos van a calar en el resto de personas que tiene a su mando, las cuales, a su vez, a través de esa experiencia, calarán a sus allegados.
2. Fomenta el cambio
El cambio es algo constante y habitual en nuestro entorno, y uno de los aspectos más difíciles para cualquier grupo u organización es adaptarse al cambio. Un líder eficaz abrazará el desafío del cambio y lo tomará como una oportunidad para mejorar y crecer. Cambiar es positivo y constructivo, y ese es el mensaje que el buen líder ha de fomentar entre su grupo.
3. Saca lo mejor de cada uno
Los líderes tienen la capacidad de motivar y promover la grandeza a otros. Un buen líder conoce los puntos fuertes de cada uno de su equipo y saca lo mejor de cada uno de ellos. El grupo espera que le digan qué deber hacer, pero los buenos líderes reconocen las destrezas de cada uno y saca lo mejor de todos ellos, desafiándoles a ellos mismos a ir más allá de lo que ellos creen que son capaces de llegar.
4. Aumenta el rendimiento
Con la capacidad de sacar lo mejor de cada persona del grupo, el líder tiene la capacidad de aumentar el rendimiento global de toda su organización, y haciéndolo además de una manera satisfactoria para su trabajadores.
No siempre las decisiones de los líderes son populares entre la organización, pero un buen liderazgo no significa escoger la decisión más popular, sino la más necesaria, y haciéndolo además teniendo en cuenta a todas las partes involucradas.
5. Ayuda a los demás
Un buen líder no sólo promueve el cambio y la mejora a sus trabajadores con fines laborales, un buen líder dedica la mayor parte de su tiempo y energía en ayudar a sus trabajadores a tener más éxito, a desempeñar mejor su función, a dar retroalimentación y proporcionar los recursos necesarios para que se de una armonía laboral y personal.
Un buen líder considera a sus trabajadores personas antes que subordinados. Robert Stephenson dijo una vez que la manera de conseguir la felicidad es haciendo felices a los demás. Un buen líder, para poder serlo, ha de hacer felices a sus trabajadores.
Te preguntarás por qué no he nombrado al dinero. El dinero es algo atractivo, eso es obvio. De hecho, muchos de los puestos mejor pagados en las empresas conllevan alguna función de liderazgo; pero si uno de tus motivos para ser líder es el dinero, vas por el camino equivocado.
El liderazgo es una actitud, y no una herramienta para ganar dinero. Tenlo muy presente.
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