Por: Nidia Elena
Mena Reyes
El trabajo en
equipo puede definirse como aquella actividad que para concretarse,
imperiosamente, requiere la participación de diferentes personas; lo que
implica una necesidad mutua de compartir habilidades y conocimientos; donde
debe existir una relación de confianza que permita delegar en el compañero
parte del trabajo propio, con la seguridad de que éste cumplirá cabalmente su
cometido.
Trabajar en equipo
constituye una oportunidad de crecimiento personal y un verdadero triunfo
social que facilita la superación individual ayudando a los demás mediante la
capacidad de entrega, de integración y tolerancia. Sólo las personas con
quienes compartimos nuestra vida diaria nos ven como verdaderamente somos y nos
permite moldear nuestro carácter y personalidad.
Trabajar en equipo
resulta fundamental y necesario para toda organización moderna. La costumbre de
privilegiar el trabajo individual y buscar el beneficio personal, es común en
nuestra Sociedad; por ello resulta difícil adaptarnos y sobretodo someternos
convencidamente al trabajo en equipo.
Por otra parte,
para trabajar en equipo, es imperativo asumir el compromiso con el resultado de
las metas y objetivos propuestos. Esto implica abandonar el hábito
individualista de creer sólo en el resultado del esfuerzo propio. Requiere
confianza en la capacidad de los compañeros de equipo. Creer que al igual que
uno, ellos están comprometidos con los objetivos de la organización y trabajan
eficazmente por alcanzarlos.
En un equipo de
trabajo, la comunicación debe ser fluida, espontánea y natural. Los
sentimientos deben expresarse con respeto a la intimidad y prestigio de cada
integrante. Las diferencias de estilo, la forma de comunicar, y los enfoques
personales, no deben constituir una interferencia, sino más bien una
oportunidad para enriquecer la unidad del equipo.
5 CARACTERÍSTICAS PARA UN BUEN TRABAJO EN EQUIPO.
1. Esfuerzo,
conductas flexibles y adaptables: es necesario que los componentes se esfuercen
y tengan conductas, conocimientos y actitudes flexibles y adaptables, con una
predisposición positiva a la crítica constructiva.
2. Comunicación
clara, concisa y en doble sentido: debe existir una comunicación en doble
sentido entre los componentes y entre estos y los directivos. Esta comunicación
ascendente y descendente debe ser clara y concisa para que sea útil,
comprensible y no sature el tiempo del que disponen los componentes.
3. Competencias
complementarias: los miembros del equipo deben complementarse ente sí, no
solamente en términos de sus capacidades profesionales, sino también de su
estilo de trabajo.
4. Liderazgo y
coordinación de la actividad colectiva interdependiente: la coordinación del equipo
pasa por la construcción de modelos mentales compartidos y relaciones
interpersonales. También es necesario un liderazgo que facilite la
planificación, coordinación y dirección de las actividades de modo que los
componentes estén motivados para esforzarse en las tareas.
5. Apoyo entre los
miembros durante la tarea y cohesión: si entre los miembros del equipo se
observa un esfuerzo, unas conductas adecuadas, existe apoyo durante la
ejecución de las tareas y se fomenta la cohesión, entonces se desarrollará un
espíritu de equipo.