El líder y el tiempo.
Por: Alejandro Martínez
En una mala planeación de negocio
podemos perder dinero. En una falta de atención podemos perder bienes
materiales pero en la vida, la persona que pretenda ser un buen líder, lo único
que no puede perder es tiempo.
Ha concluido el primer mes del
año 2016 y es un excelente momento para hacer una reflexión de cómo hemos
avanzado en nuestra formación y educación de liderazgo tanto personal como
social.
El hacer una primera pausa en el
año, en este mes de enero que termina, permite al líder replantear objetivos, ver lo
que ha funcionado en la estrategia que se estableció, haciendo una evaluación
detallada de los aspectos más profundos de la vida personal, profesional,
económica y deportiva.
Ante una sociedad que cada día
nos bombardea con millones de mensajes, el líder debe de estar continuamente
atento a no perder el foco de lo que realmente es importante para su
desarrollo.
Mantener bien focalizadas las
metas, ayuda a saber si realmente se avanza o solo se está dedicando a hacer
activismo fácil sin mayor trascendencia en la vida de los seguidores que se
pretende influir.
El tiempo no perdona a nadie. No
importa si tienes poder económico o no. El tiempo no se compra ni se puede
negociar. Es tan importante una milésima de segundo que muchos deportistas
pierden una medalla de oro olímpica por esa fracción de segundo al llegar en
segundo lugar.
¿Cómo puede el líder en formación
aprovechar mejor cada instante de la vida? Hay que trazar un horario y apegarse
lo más que se pueda a los tiempos que se han fijado para cada una de las
acciones planeadas. Además, el líder en formación debe priorizar las
actividades más importantes y el tiempo que dedicará a cada una de ellas para
resolverlas. Una persona con orden establecido podrá aprovechar mejor su
tiempo.
Las condiciones en cada persona
podrán variar durante cada día sin embargo, al final, todos llegaremos al
momento en que solo quedará el balance de nuestras acciones que durante toda la
vida hemos hecho y el tiempo sin misericordia terminará. El trabajar sin
descanso en nuestra formación de líderes nos puede garantizar que llegado ese
momento, nos sentiremos satisfechos de lo realizado con nuestra vida.