No
existen recetas ni características específicas que los ejecutivos deban seguir
para convertirse en grandes líderes. Ser auténticos y aprender de las
experiencias positivas y negativas de la vida, es lo que en realidad ayuda a
formar un estilo de liderazgo propio, dicen expertos.
Se puede
aprender de la experiencia de los demás, pero no hay manera de ser exitoso
tratando de ser como otra persona. La gente confía en ti cuando eres
genuino y auténtico, no una réplica de otro, dicen Bill George, Peter Sims,
Andrew N. McLean y Diana Mayer.
Tras
realizar 125 entrevistas con CEO y líderes de asociaciones sin fines de lucro,
de diferentes géneros, edades, nacionalidades, nivel socioeconómico y creencias
religiosas, los autores, expertos en temas de liderazgo y gestión, determinaron
que no existe ninguna característica, rasgo, habilidad o estilo universal que
los llevara al éxito. Más bien, su liderazgo emergía de sus historias de vida.
Muchos
líderes entrevistados comentaron que su motivación provenía en especial de una
experiencia difícil. Más que verse como víctimas, los líderes auténticos usaron
estas experiencias formativas para darle sentido a su vida. Replantearon estos
eventos para superar sus retos y descubrir su pasión por liderar.
Otro
factor fundamental para ser un líder auténtico es tener conciencia de sí mismo,
dice un artículo de la revista Expansión.
Todo
líder tiene un ego que dominar, inseguridades que calmar, temores que apaciguar
y para ello requiere coraje y honestidad para abrirse y reconocer sus
puntos débiles.
Valores y
motivaciones, las herramientas del líder
Los
líderes auténticos practican sus valores y principios, a veces bajo su propio
riesgo. Son cuidadosos al
equilibrar sus motivaciones para que estén impulsadas por estos valores
internos y por el deseo de recompensas o reconocimiento externo. También tienen
un fuerte equipo de apoyo a su alrededor que les garantiza llevar una vida
integrada, con los pies en la tierra.
El líder
auténtico debe encontrar su motivación, ya sea extrínseca o intrínseca. Si bien son renuentes a admitirlo,
para muchos líderes lo que los motiva a lograr cosas es medir su éxito con
respecto a los parámetros del mundo externo: estatus, poder, dinero.
Las
motivaciones intrínsecas, por otra parte, surgen de su idea del sentido de la
vida. Están ligadas a la historia de vida personal y a cómo se plantea esta
historia.
No
siempre es fácil alejarse de la validación externa de los logros personales.
Los líderes orientados a los éxitos se acostumbran tanto a los logros sucesivos
desde sus primeros años de gestión que hace falta mucha valentía para ir tras
las motivaciones intrínsecas.
Pero en
algún punto, la mayoría de los líderes reconoce que
necesita abordar preguntas más difíciles para obtener el éxito verdaderamente
significativo. Las motivaciones intrínsecas son congruentes con nuestros
valores y son más satisfactorias que las motivaciones extrínsecas, dicen los
autores.
Muchos
ejecutivos luchan por lograr el éxito tangible, reconocido en el mundo externo:
dinero, fama, poder, estatus. A menudo su impulso les permite ser exitosos a
nivel profesional durante un tiempo, pero no logran mantener ese éxito.
Fuente: www.managementjournal.net