1. Nada de sobornos
Las investigaciones ya han dejado claro que la recompensa es el factor más importante en la predicción de la dedicación y satisfacción hacia el trabajo que el individuo esté ejecutando.
Las investigaciones ya han dejado claro que la recompensa es el factor más importante en la predicción de la dedicación y satisfacción hacia el trabajo que el individuo esté ejecutando.
Puede predecir el éxito de algo mejor que la inteligencia, el salario o la capacidad, y eso está científicamente demostrado. El nivel de motivación está estrechamente relacionado con el éxito, pero la fuente de motivación no.
La fuente de motivación varía mucho entre las personas y no tiene nada que ver con el éxito. En definitiva, hay una relación directa entre nivel de motivación y éxito pero la fuente de motivación individual, lo que motiva a cada persona, es muy distinto entre sí y no tiene nada que ver con el éxito.
Entonces, ¿cómo motivar a cada persona para sacar lo mejor de ellos?
Cuando los actores le preguntaban al director Alfred Hitchcock “¿cual es mi motivación?” él solía responder: “tu salario”.
Pero ¡ojo! existe un problema en toda esta ecuación: las recompensas sólo motivan a las personas a obtener más recompensas.
Cuando las recompensas desaparecen, la motivación también, y la gente deja de hacer lo que estaba haciendo. Las recompensas pueden ser incluso contraproducentes si quieres desarrollar distintas labores, por lo que no siempre la recompensa es un buen modo de motivar.
2. Hacerles sentir
Las emociones son un poderoso motivador.
Sino piénsalo: ¿algunas vez has hecho algo que no has sentido? ¿Has probado a hacer algo que no sientes? Se trata de cómo se estructura nuestro cerebro. Chip y Dan Heath, especialistas en motivación resumen su investigación en su libro “Cambia el chip: cómo afrontar cambios que parecen imposibles”.
- El objetivo es centrarse en las emociones.
- Saber algo no es suficiente para provocar el cambio.
- Hay que sentir algo. Debes hacer que la gente y tú mismo sintáis algo.