Para hacer equipo se necesita creer que tu participación es indispensable, independientemente de cómo participen los demás, necesitas estar convencido/a de lo que quieres hacer y te toca hacer. Cuando las parejas no se ponen de acuerdo, pueden optar en tener una actitud de víctima y decir que sí quieren hacer equipo pero que el papá o la mamá no, finalmente se cae en justificar lo que se podría dar y no se hace por culpar la irresponsabilidad de la pareja. Por lo menos se podría asumir el 50% de responsabilidad y sentir que eres capaz de llegar a acuerdos básicos con el papá/mamá de tus hijos. Una cosa es que quizá no puedan entenderse como pareja y otra la responsabilidad que tienen en la educación de sus hijos.
De igual manera si tienes la postura de que ayudas a la mamá o al papá, ya no eres miembro del equipo sino colaborador. Por ejemplo, lavar trastes en casa si los hijos son muy pequeños, es responsabilidad de mamá y papá hacerlo y quizá acuerden turnos. No sería correcto que el papá le dijera a la mamá que le ayudó a los trastes porque entonces es asumir que es la responsabilidad de ella cuando son responsabilidades compartidas el hogar, la laboral y la educativa con los hijos/as. Al ser una responsabilidad compartida se convierten en dualidad y sus individualidades se potencian generando un gran espíritu en la familia, más completo, más integrado.
Piensa qué cosas son esenciales de acordar con el papá/mamá de tus hijos, ¿cómo empezarías a formar un equipo? Primero saber que éste es el miembro principal de tu equipo y que fue elegido por ti (aun en el caso en que estuvieran separados). Tu reto es lograr la cooperación porque tienen un compromiso común y su principal fin son sus hijos. Es como si tuvieras un negocio exitoso con un socio y de repente te molestaras con él, ¿dejarías tu negocio exitoso sólo por un enojo o preferirías arreglar las diferencias con tu socio para seguir disfrutando de los frutos del trabajo de ambos?
La forma en cómo hacen equipo mamá y papá, es la forma en como se van a relacionar sus hijos cuando tengan pareja. Además de que tus hijos tienen derecho a disfrutar de su mamá y de su papá, la presencia de cada uno les permite constituirse desde su aspecto masculino y femenino, es el ying y el yang, papá y mamá son complementos indispensables para el crecimiento sano de los hijos e hijas.
Hacer equipo es hablar de una relación en equidad. Hace dos décadas se peleaba porque la mujer ingresara al mercado laboral y hoy en día los esfuerzos de conciencia son porque papá ingrese a la dinámica doméstica, y ambos: papá y mamá tengan tiempo para estar en casa en la construcción del amor de sus hijos. Es triste cuando los papás están muy involucrados en sus proyectos profesionales, laborales y económicos. Son importantes siempre y cuando no demeriten tiempo de calidad y en cantidad con sus hijos.
Tenemos el reto como sociedad de organizarnos para que los hombres participen más en el cuidado de los hijos y las labores domésticas, para que los centros de trabajo estén cerca de los hogares y para que las jornadas sean en función del crecimiento de la sociedad, lo que implica que los trabajadores y las trabajadoras tengan tiempo de reconstitución de sus personas desde el espacio familiar y otros más. El trabajo es un sustento para la familia, pero no debe quitarle amor y la atención que sus miembros requieren.
Hay mujeres y hombres que no se sienten coartados porque dedican su tiempo a la crianza de sus hijos, no pierden desarrollo profesional ni prestigio, al contrario ganan trascendencia y aportan a la humanidad posibilidades concretas para mejorar al mundo desde el amor y cuidado que dan a sus hijos. Es un papel insustituible, lo que mamá da y lo que papá da, ninguna escuela, estancia infantil, abuelo o tía pueden cubrir. Cada quien da su aportación específica pero la labor materna y paterna es insustituible.
Por: Liliana Vázquez Roa