Por:
Universidad de los Andes. Facultad d
Administración
FOMENTAR
EL LIDERAZGO JUVENIL
PARA GENERAR CAMBIOS
PERDURABLES
Cuando
se habla de liderazgo, usualmente se piensa en gerencia, empresas… y,
probablemente, olvidamos que es una de las características más claras de la
naturaleza humana.
Hasta
hace poco tiempo era común encontrar “la fórmula” para convertirse en un líder;
hoy es evidente que más que un conjunto de características de una persona o una
serie de comportamientos, el liderazgo es un proceso continuo de desarrollo que
transforma vidas, instituciones y sociedades completas.
En
la costa caribe colombiana se está viviendo una experiencia reveladora para
quienes participamos en ella trabajando con 120 chicos y chicas entre los 13 y
los 16 años, estudiantes de escuelas ubicadas en zonas de alta vulnerabilidad
conformadas por poblaciones víctimas de las situaciones de conflicto de
Colombia.
Estos
chicos, convencidos de que el único cambio perdurable es aquel que surge de la
conciencia personal de la responsabilidad que cada uno tiene sobre la
construcción de presentes sólidos que proyecten futuros llenos de opciones,
conformaron la RED DE LIDERAZGO JUVENIL DE LA COSTA CARIBE.
La
RED es impulsada por la Universidad de los Andes y la Fundación Electricaribe, y
es el espíritu innovador en el tema del liderazgo quien acompaña esta
experiencia.
La
primera fase consistió en sensibilizar a los niños en los pilares del
liderazgo: autoconocimiento y autocontrol.
En
el primer año, mediante actividades experienciales, los chicos descubrieron la
magia de estar atentos, de construir sentido en la experiencia cotidiana y de
proyectar su realidad mediante la visualización de opciones en medios adversos.
El
resultado fue conmovedor. Cada niño narró historias impactantes en las que
quedaba en evidencia la urgencia de brindar los elementos que permitieran
redescubrir la vida para consolidar el liderazgo de sí mismo, indispensable
para orientar cualquier acción.
En la segunda fase, los chicos formularon un
modelo propio de liderazgo. Para lograr el liderazgo juvenil se trabajó en tres
dimensiones: la cognitiva, la emocional y la relacional.
En cada dimensión se formularon las
competencias con sus comportamientos deseables para trazar una ruta de trabajo
clara y precisa para su desarrollo.
Estas
competencias deben mirarse desde tres niveles de desarrollo: egocéntrico (miro
solo mi persona), sociocéntrico (miro mi persona y a mi grupo de convivencia
inmediato) y mundicéntrico (miro mi persona, a mi grupo de convivencia
inmediato y al mundo en el que nos encontramos).
Las
competencias son: pensamiento estratégico, pensamiento creativo, autoaprendizaje,
toma de decisiones, resiliencia, responsabilidad, pasión, asertividad,
integridad, resolución de conflictos, solidaridad, trabajo en equipo y
comprensión de la realidad.
En
la tercera fase los chicos desarrollan proyectos de emprendimiento,
reconstrucción de la red social y preservación del medioambiente que hoy son
ejemplo para sus comunidades, y en los que se aplican las competencias que se
mencionaron anteriormente.
Han
demostrado que podemos generar opciones legítimas cuando reconocemos el valor
del otro y nuestra responsabilidad para gestionar las soluciones a nuestros
problemas.