Por: Paula Campos
¿Cómo se fomenta la
disciplina en la adolescencia?
La disciplina es un
ejercicio, un entrenamiento diario. Su misión es la formación de buenos hábitos
y reglas personales, que permiten alcanzar el desarrollo máximo de las potencialidades
humanas.
Este ejercicio se
debe realizar a diario, de manera constante. Es un entrenamiento mental que
requiere de todo nuestro trabajo y compromiso. El poder desarrollarlo en la
adolescencia temprana, permite llegar a la adultez de mejor manera, afrontando
los cambios y los compromisos que el crecimiento conlleva, de manera positiva.
Enseñar el
verdadero valor del tiempo, hacer las cosas sin pausa, pero sin prisa;
desarrollar la paciencia para alcanzar los deseos y las metas, aprender a revisar
las cosas dos veces. Tener una actitud de permanente evaluación con todo lo que
se emprende, planeando las actividades con tiempo para evitar imprevistos y
desarrollar las tareas prestando atención y concentración son algunos de los
ejemplos para la ejercitación de la disciplina.
Sanciones y
castigos físicos no son parte del entrenamiento de la disciplina. Estos
refuerzos negativos sólo sirven para mantener la visión errónea que la sociedad
tiene respecto al valor disciplinar. Los métodos para alcanzarla son otros,
entre los que se destaca la importancia del: El rol de los padres es ser guías
para sus hijos.
Beneficios de la
disciplina
Una persona
disciplinada habla por sí sola. Su capacidad de organizar el tiempo y
distribuirlo conforme a las actividades que debe realizar son sinónimos de
garantía y credibilidad ante los demás. Para ellos el compromiso no es una
carga, pues su correcta organización del tiempo les permite aceptar sólo
aquellas cosas de las qué son capaces de hacer.
Vivir la vida de
una forma disciplinada no es sinónimo de vivirla de una forma aburrida, muy por
el contrario será la garantía para utilizar bien los días, no desperdiciar
energía en asuntos innecesarios y alcanzar las metas sin que estas parezcan
inalcanzables.